Hoy, 4 años después, dicho crimen sigue impune.
Fredy Antonio Florenciano Brítez, el presunto asesino y violador, se encuentra aún prófugo de la justicia. Se cree que está aún en el país.
Realmente no pude encontrar mucha información al respecto del caso en Internet: se sabe que un cómplice de Brítez ya había amenazado a Felicita con violarla (en la casa de este hombre, de nombre Wilson aparentemente, Fredy la violó y asesinó). También leí que Fredy tuvo otros dos cómplices. No sé cual es la situación actual de estas personas.
Lo que sí encontré es un nota muy interesante, en la página 25 de este documento del Centro de Documentación y Estudios, titulada "Violencia Joven y Vieja Exclusión" por Carolina Thiede A. Días antes del crimen de Felicita, un joven de un colegio de clase muy alta fue asesinado, víctima de un asalto con objetivo de robarle el celular. La reacción de la ciudadanía no se hizo esperar. Yo no podría describir mejor que Thiede la inequidad del trato y el recibimiento que ambos casos tuvieron entonces.
De hecho, recuerdo muy bien el segundo crimen porque era mi último año de colegio. Una compañera mía dijo, en respuesta a la marcha multitudinaria de estudiantes que se iba a realizar en contra de la violencia juvenil, que no quería manifestarse: le parecía hipócrita, cuando muere un joven pobre nadie hace nada. Mi colegio era un colegio nacional, mi compañera vivía con su abuela, de pocos recursos económicos. Yo, entonces adolescente de clase media-alta, no estaba de acuerdo con ella; pensé algo así como "un crimen es un crimen, no importa la clase social de la víctima." Ahora no soy tan ingenua. La clase social de la víctima importa. Y mucho.
Thiede dice en su artículo:
No voy a hablar de la diferencia de trato que recibe la gente de clase alta con respecto a la de clase alta por parte de las autoridades y los medios de comunicación. Eso es demasiado evidente, y todas/os lo sabemos.
Hoy es el día nacional contra el maltrato y abuso sexual. Tal vez algún día se podría a incluir 'contra del maltrato y abuso sexual de personas pobres' en ese nombre.
De hecho, recuerdo muy bien el segundo crimen porque era mi último año de colegio. Una compañera mía dijo, en respuesta a la marcha multitudinaria de estudiantes que se iba a realizar en contra de la violencia juvenil, que no quería manifestarse: le parecía hipócrita, cuando muere un joven pobre nadie hace nada. Mi colegio era un colegio nacional, mi compañera vivía con su abuela, de pocos recursos económicos. Yo, entonces adolescente de clase media-alta, no estaba de acuerdo con ella; pensé algo así como "un crimen es un crimen, no importa la clase social de la víctima." Ahora no soy tan ingenua. La clase social de la víctima importa. Y mucho.
Thiede dice en su artículo:
Por su parte, los líderes mediáticos se posicionan claramente y emprenden verdaderas campaña de difusión cuando las víctimas de la habitual violencia pertenecen a los privilegiados no anónimos, a aquellas personas que por su pertenencia a grupos sociales determinados dejan de ser una simple estadística y se convierten en ciudadanos con nombre, apellido e historia.Pero no termina aquí, todos sabemos que las clases bajas no son sólo olvidadas (incluso cuando hacen probablemente el 60% de nuestra población), son 'demonizadas':
Zunilda Acosta, dirigente juvenil del barrio Puerto Botánico con experiencia comunitaria en la lucha por la seguridad ciudadana, considera que lastimosamente existe una clara diferencia entr una víctima de la violencia pobre y una perteneciente a los niveles sociales más altos. “Cuando un joven de escasos recursos es asesinado en un barrio pobre no se suele decir que fue un buen muchacho ni nada por el estilo, más bien se dice que sucedió en una riña entre malvivientes, aunque tal vez no haya sido así”, afirma. [...]
“En la sociedad que vivimos se criminaliza a quienes habitamos en zonas pobres y no se nos da la misma oportunidad ni se nos mira con los mismos ojos, la prensa discrimina de acuerdo al barrio en el que ocurrió el ‘hecho lamentable’, no se actúa igual si se trata de algún chico o chica de dinero, porque estos últimos son considerados noticia, pero se trata la información de manera diferente”, continúa Zuni.Vivimos de tal formas que las personas que son más propensas a ser víctimas de crímenes, son las más olvidadas (e incluso se las tilda de 'clase criminal') en nuestra sociedad. Las mujeres y niñas de escasos recursos (las mujeres indígenas son directamente invisibles), por su estatus sexual y de clase, hacen la mayor parte de las víctimas de crímenes sexuales.
De hecho, frente a episodios de violencia que involucran a jóvenes podemos ver cómo se presenta la dicotomía discursiva: por un lado, la juventud como esperanza del país, y por el otro los jóvenes como portadores de vicios, descontrol y otros peligros para la sociedad.
No voy a hablar de la diferencia de trato que recibe la gente de clase alta con respecto a la de clase alta por parte de las autoridades y los medios de comunicación. Eso es demasiado evidente, y todas/os lo sabemos.
Hoy es el día nacional contra el maltrato y abuso sexual. Tal vez algún día se podría a incluir 'contra del maltrato y abuso sexual de personas pobres' en ese nombre.